OBESIDAD

El caso

En este niño no solo confluyen los malos hábitos alimenticios adquiridos por occidente y los iconos positivos que nos venden a diario relacionados con estos hábitos, sino una situación familiar determinada y una creencia cada vez mas común en los padres de que los niños son mas felices mientras menos control tienen sobre lo que juegan, aprenden o comen. Si ya es un error el muy común uso de recompensas y premios ligadas a permitir comer a los niños todo tipo de porquerías, ya no digamos el miedo infundado de que el niño va a ser un infeliz por no comer todo aquello que se le antoje. En este caso en particular, este niño ha llegado a comer de forma habitual una bolsa de “snacks” cada 20 minutos y 4 bolsas de paratas diarias, porque su madre a sido incapaz de negarle nada desde que ya siendo un bebe, el niño se tomaba 1 biberón cada hora por que si no, no paraba de llorar. Con el tiempo esto lo ha cambiado por kilos

Si no somos los padres, los primeros involucrados en la administración de hábitos alimenticios y físicos a nuestros hijos, primero que nada, reeducándonos a la comprensión de que la salud y la felicidad no esta ligada a la abundancia. De que los niños son seres en constante evolución que serán y adquirirán los valores que nosotros, sus padres, les consigamos hacer comprender. Y que si nosotros no somos los primeros en adquirir una buena educación referente a nuestros hábitos, pasando por asumir la alimentación como una necesidad física, que aunque también se asuma como acto social y de disfrute, de ella depende nuestra salud, calidad de vida y felicidad… y la de nuestros hijos ahora y en el futuro.
Etiquetas: Salud