Un par de actividades vacacionales

Ahora si, como ya estoy curado de mi estrés post vacacional, voy a comentaros alguna de las actividades acontecidas en mis cortas vacaciones estivales… Y es que con la intención de no acabar por aburrir al personal, contaré un par de ellas, aparte de aseguraros que ir al Valle de La Pineta, junto al agradable pueblo de Bielsa, es un acierto por los paisajes, temperatura y calidad humana de sus habitantes, así como por sus costumbre y historia (ver la Bolsa de Bielsa), y que el Camping la Pineta es un lugar de lujo para el descanso y la vida cercana a la naturaleza así como para la diversión infantil… Mención especial a la educadora y monitora Noelia, que todas las mañana y tardes (excepto el jueves) llamaba a todos los pequeños del lugar por los altavoces para hacer todo tipo de actividades, talleres y juegos variados, y que consiguió embelesar a todos los nenes del lugar, incluidos mis hijos y algún que otro adulto... jejejeje.
Ahora si, comentaros que unos de los días lo dedicamos a hacer una de esas grandes marchas que son de obligado cumplimiento para estar al corriente de una de las grandes maravillas de la tierra: El parque Nacional del Valle de Ordesa y Monte Perdido. Tras subir en autobuses públicos desde Torla hasta la Pradera de Ordesa se inicia una de las rutas más clásica del Sector Ordesa y por lo tanto la más concurrida, recomendada especialmente para aquellas personas no muy preparadas físicamente, incluyendo los de mediana o corta edad. Bien indicado y nada peligrosa y con caminos anchos, vamos que era la más indicada para hacerla con mi mujer y mis niños de 5 y 7 años de edad: Pradera de Ordesa – Cola de Caballo.
Todo empieza a una altura de 1.300 metros y tras pasar por unos caminos preciosos de abetos, hayas y pinos llegamos a la Cascada de Arripas… con unos paisajes impresionantes. Continuamos ya por una pendiente algo mas pronunciadas y al llegar a una altura, más o menos de 1.480 metros, después de una hora y pico de caminata llegamos a las cascadas de la Cueva y del Estrecho, donde hay unos miradores que se agradecen para hacer las pertinentes fotos para el recuerdo. Ya comidos, continuamos hacia un bosque de hayas, algunas ya centenarias donde hay una pequeña casetilla que parece, hace función de pequeño refugio. Con los pertinentes descansos, especialmente por los peques, y ya después de unas 2 horas y media llegamos a las cascadas Gradas de Soaso… Impresionantes, a ya casi 1.750 metros de altitud. Continuando por el sendero junto al río Arazas, llegamos a lo que puede que sea lo mas difícil del recorrido… lo digo porque aquí se enteró Rubén, mi hijo pequeño, de que “la ruta” no era un autobús que nos esperaba al final del camino (Como “la ruta” de su cole, vamos)y decidió, por el cansancio…que ¡esta ruta era una mierda!... y no andó mas. Pero bueno, se quedo con su tío Javier que ya se conocía la zona de sobradas ocasiones. Así que continuamos por la pendiente hasta llegar a la entrada majestuosa del espectacular Circo de Soaso ya casi a 1.800 metros de altura. Ya solo después de unos 30 minutos más de paseo por enormes praderas rodeadas de inconmensurables paredes de piedra se llega a la hermosa cascada Cola de Caballo, la cual puedes llegar a tocar sus aguas al caer y que, desde aquí, ya se inicia el desnivel pronunciado para la subida a Monte Perdido a mas de 3.000 metros de altura… aunque esa ya es otra movida de mucha mayor dificultad.
Otro día, y ya solo acompañado de mis cuñados Javi y Beti, decidimos hacernos una bajada de barranco. Aunque no parecía el día mas adecuado, por la lluvia abundante y persistente, tiramos “pa lante” y por supuesto por los límites del Parque Nacional, ya que dentro está totalmente prohibido este tipo de deportes. Así que junto al Parque, en el Valle de Añisclo nos bajamos un pequeño barranco afluente del Cañón de Añisclo. Todo empezó con tres rapel de unos 7 metros cada uno que debido a la lluvia se hicieron un poco resbaladizos, pero divertidos. Ya andando entre caminos de agua se hacia la cosa muy resbaladiza por lo que bajamos una de las paredes descolgándonos de otra manera mas rudimentaria a la par que segura, con la espalda pegada al muro y soltando cuerda desde arriba, menos el ultimo que soltaba la cuerda que bajo con su experimentado rapel a gran velocidad. Después de algún resbalón de mas, bajadas de toboganes y algún que otro pequeño salto a pozas, llegamos al salto mas temerario de la mañana, 8 metros de salto a una poza oscura y profunda que costo a mas de uno decidirse a dar el paso… aunque se dio. Finalmente y por imperativo meteorológico tomamos la decisión de dar por finalizada la excursión, ya que las condiciones hacían presagiar que si nos metíamos mas en la boca del lobo, podía acabar por mordernos. Por lo que carretera y manta… caminata pues, hasta los coches, y a sacarse el maldito neopreno, que siempre me acaba quedando más justo aun de lo que me lo puse. Que horror sacarse esto… ¡Por Dios!
Esto es todo, pues… de lo concerniente al pequeño resumen de algunas de las actividades vacacionales, las cuales para finalizar, os recomiendo.